por LUCAS BELTRAMO
No tengo dudas que Argentina ganó la mejor final de la historia de los mundiales, porque lo pasó por arriba a Francia, porque anuló a Mbapé, porque Lionel Scaloni puso a Di María para salir a atacar y no especular.
Argentina en el primer tiempo se floreó, anuló a Francia. Cada uno en su lugar jugaba a lo máximo de sus posibilidades. Romero tuvo un primer tiempo insuperable, Enzo Fernández estaba insuperable. Mac Alister, como siempre, el relojito silencioso. Messi, marcando la diferencia. Julián Álvarez jugando como si tuviera los 35 años de Messi; Di María, como si hubiera jugado todo el Mundial. Todos, cada uno en su lugar, estaban dando lo máximo. Fue tan superior Argentina que Francia hizo dos cambios en el prime tiempo. Pero el fútbol son 90 minutos y pasó lo que tenía que pasar para que sea la mejor de la historia: la que ganó Argentina, la que ganó Messi, la que ganó la Scaloneta.
Por eso el partido parecía fácil, porque habían convertido al partido con Francia en un trámite sencillo. ¿Por qué fue la mejor final de la historia? Porque a pesar de todo eso, en 5 minutos Francia se lo empató. Con un penal y un golazo de Mbapé, que dejó claro que cuando se retire Messi será posiblemente el heredero como mejor del mundo.
Argentina demostró que estaba a la altura y nunca se cayó. La gente alentó como nunca y nadie se derrumbó con el empate. El equipo se puso de pie en el suplementario, tuvo sus chances. Vuelve a ponerse arriba con Messi. ¿Qué más se podía pedir? Era como en el 86, íbamos ganando, nos empataron y Messi lo puso arriba de nuevo. Pero como tenía que ser la mejor final. Francia lo empató con otro penal.
Argentina lo pudo ganar, pero Francia también en la última. Pero Dibu dijo presente. En esa última jugada, que fue impresionante, avisó que lo iba a ganar en los penales. Y el arquero lo ganó: lo ganó él. No recuerdo una tanda de penales que de tanta justicia sobre lo que pasí en el partido.
Argentina acaba de ganar la mejor final de la historia. Y como dijio Messi: ¡Somos campeones carajo!
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