Las personas con celiaquía, enfermedad que afecta a uno de cada cien argentinos, tienden a consumir más alimentos ultraprocesados con alto contenido de azúcares, harinas y grasas saturadas, en detrimento de los que aportan mayores nutrientes, según aseguran especialistas.
«Las personas celíacas consumen alimentos sustitutivos sin gluten y optan cada vez más por las harinas, galletitas, amasados y pastas, sin importarles que son productos altos en azúcares, sodio, grasas y no tienen la misma cantidad de fibra que otros alimentos no sustitutivos sin gluten», aseguró este martes a Télam la médica nutricionista María Rosa Bertella, quien forma parte del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
En el marco del Día Internacional de la enfermedad celíaca, que se recuerda este 5 de mayo, Bertella remarcó que el objetivo a lograr es «fomentar que las personas celíacas se abran más al consumo de legumbres y otros cereales que no tiene gluten, como el arroz, el mijo, sorgo, la quínoa, el trigo sarraceno, el amaranto; pescado, carne y pollo».
«Muchos pacientes hacen la dieta pero pocos consumen frutas y verduras, aunque esto también se da en una mayoría de los argentinos, pero los que padecen esta enfermedad no se abren a consumir tampoco semillas, huevos, quesos y leches, lo cual deriva en un probable sobrepeso», remarcó Bertella.
La especialista recordó dos sitios oficiales adonde los y las interesadas pueden asesorarse sobre la alimentación saludable recomendada: El sitio web de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), y el del ministerio de Salud de la Nación, donde se encuentran recetas y se explica qué es y como se trata la celiaquía, además de la legislación que ampara sus derechos.
A su vez, los interesados también puede bajarse una aplicación al celular, que se abona de forma anual, la cual pertenece a la Asociación Celíaca Argentina e informa sobre la alimentación para celíacos.
¿Qué es la celiaquía?
La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en el trigo, avena, cebada y centeno, que afecta al intestino delgado de las personas con predisposición genética, según definen especialistas y el ministerio de Salud.
La misma puede aparecer en cualquier momento de la vida, desde que se incorpora gluten a la alimentación hasta la adultez avanzada.
El consumo de este producto, por una persona con celiaquía, afecta la mucosa del intestino y disminuye la capacidad de absorber nutrientes.
La enfermedad presenta un cuadro clínico complejo y los síntomas pueden variar significativamente de una persona a otra, o no presentarlos en absoluto, lo cual hace que muchas veces el diagnóstico se retrase.
Entre algunos de los posibles síntomas se menciona la diarrea crónica o malabsortiva, distensión abdominal y dolor, pérdida de peso, desnutrición, anemia, aftas orales, constipación, baja estatura o abortos a repetición, entre otros.
Tratamiento:
Debido a que hasta el momento, no existe terapia farmacológica para tratar la enfermedad, «el único tratamiento efectivo consiste en realizar una dieta estricta libre de proteínas tóxicas (comúnmente llamadas gluten) que deberá implementarse inmediatamente luego de confirmar el diagnóstico y deberá mantenerse de por vida», según informa el sitio web.
Un informe de la Anmat, publicado el año pasado, en base a una encuesta realizada en el 2016 a 5758 personas con enfermedad celíaca, sobre prácticas y percepciones de la comunidad celíaca sobre los alimentos libres de gluten (ALG), detalla que el 38% de los encuestados consumió de forma diaria bebidas azucaradas, tales como gaseosas, aguas saborizadas, jugos para diluir o polvos para preparar jugos.
Mientras que el 39% eligió los productos de panadería, tales como facturas, tortas, budines, bizcochos, alfajores, helados, con una frecuencia mayor a una vez por semana, sobre un total de consultadas.
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