¿Qué es la Pascua?
La Pascua es una festividad cristiana también conocida como Pascua de Resurrección, Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección. De acuerdo al Nuevo Testamento bíblico, en ella que se recuerda la resurrección de Jesucristo al tercer día de su crucifixión.
La Pascua es la festividad más importante del calendario cristiano, ya que rememora junto a la Semana Santa el episodio central de su creencia religiosa: la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret en la provincia romana de Judea, entre los años de 30 y 33 d. C. A pesar de ello, la Pascua tiene claros e importantes vínculos con la tradición judía del Antiguo Testamento, específicamente con el Pésaj o la Pascua judía.
El Domingo de Pascua es, de acuerdo con los relatos religiosos cristianos, el día en que se conmemora la resurrección de Jesús de Nazaret. Esto habría ocurrido al tercer día de su muerte, luego de haber sido crucificado en el monte Gólgota, también conocido como Calvario. La resurrección de Jesús daba cumplimiento a las profecías expresadas en el Antiguo Testamento sobre la venida del mesías.
La Pascua, además, celebra la revelación a los fieles del plan divino para la salvación de la humanidad, es decir, para la derrota de la muerte y la salvación eterna del espíritu. La doctrina cristiana establece que la muerte de Jesucristo purgó de sus pecados a la humanidad entera, restableciendo el pago sagrado con su creador.
Origen e historia de la Pascua
Como muchas otras tradiciones cristianas, la Pascua tiene importantes raíces en la tradición hebrea expresada en el Antiguo Testamento, específicamente en la celebración del pésaj, es decir, la conmemoración de la salida del pueblo judío de Egipto, donde vivían en condición de esclavos, hacia la Tierra Prometida de Canaán, guiados por el profeta Moisés.
En esta conmemoración, los judíos recuerdan además las plagas con que Dios castigó al pueblo egipcio, y en particular el salto que daba el ángel de la muerte por sobre las casas hebreas cuando iba en busca de los primogénitos egipcios. Este “salto” se llamó en hebreo pesaj, vocablo que en el latín litúrgico pasó a ser pascha y posteriormente pascua por similitud con el término latino pascuum, que se refiere a un lugar de pastizales, o sea, a un sitio donde el rebaño se libra del hambre.
Esta transformación del vocablo se debe al triunfo del cristianismo en los tiempos del Imperio romano: de acuerdo a la lectura cristiana, Jesucristo al resuscitar cambió el sentido del pésaj judío tradicional, haciendo que representara el “salto” de la muerte a la vida eterna. En ambos casos, de todos modos, se trata de una metáfora de salvación y protección asociada a lo divino.
Tanta es la coincidencia, que la Pascua cristiana comenzó a celebrarse en concordancia cronológica con la hebrea, y se hizo así durante varios siglos hasta el Concilio de Nicea de 325 d. C., cuando se separaron las fechas. Esto último se debe a que el calendario hebreo se rige por la luna, mientras que el calendario cristiano se rige por el sol. Además, los cristianos hicieron énfasis en la significación del día domingo, día en que Jesucristo resucitó, mientras que la Pascua judía no distingue entre día alguno de la semana.
Significado de la Pascua
La Pascua cristiana se podría describir como la reinterpretación cristiana de la Pascua judía. No solo porque Jesús de Nazaret murió y resucitó durante el tiempo de celebración pascual de los hebreos, sino también porque la última cena que el profeta tuvo con sus apóstoles sirvió para transformar el sentido de la cena de Pascua tradicional y asignarle al pan y al vino una equivalencia con el cuerpo y la sangre de Jesucristo.
Por otro lado, la resurrección de Jesús de Nazaret resultó tan importante porque satisfacía las profecías del Antiguo Testamento sobre la llegada del mesías, el hijo de Dios, lo cual constituye prueba del juicio venidero de Dios sobre la Tierra, en el que se castigará con dureza a los pecadores y se salvará a los fieles. Así, el “nuevo pacto” de la humanidad con Dios sería posible gracias al sacrificio del mesías.
Jesús nos instruye celebrar la pascua
En la cena pascual, Jesús dijo: “hagan esto en memoria de Mí” (Lc 22:19). Se puede argumentar que la iglesia primitiva entendió que debía hacer la pascua en general en memoria de Él (Jn 2:23; Hch 20:6). Aun Policarpo (discípulo del apóstol Juan) dijo:
“Pablo reunió aquellos que eran fieles y les habló acerca de Pésaj y de Pentecostés, recordándoles acerca del nuevo pacto de la ofrenda del pan y la copa, cómo ellos debían asegurarse siempre de celebrarla en los días de los panes sin levadura, aferrándose al nuevo misterio de la pasión y la resurrección. Aquí el apóstol está claramente enseñándonos que no debemos hacerla fuera del periodo de los panes sin levadura, como lo hacen los herejes”.4
Esto parece concordar con lo que Pablo instruye a la iglesia gentil:
“Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:7-8).
En este tiempo de pascua, somos llamados a recordar con alegría el sacrificio de Jesús y meditar en Él como el Cordero inmolado de Dios que redime a Su pueblo y salva a todo aquel que crea en Él.
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