Marcos Monteverde, Director y referente en la promoción de la alimentación saludable, comparte su experiencia en el Centro de Desarrollo Agroalimentario (CEDA), un espacio que, tras 27 años de historia, ha evolucionado desde una simple inspección bromatológica a un enfoque integral de la alimentación.
El 6 de Junio de 1997, la Municipalidad de Gálvez crea el Centro de Desarrollo Agroalimentario “CeDA”, con el objetivo de integrar a todos los participantes de la Cadena Agroalimentaria desde la Producción Primaria hasta el consumidor, tanto actores públicos y privados.
«Esto era un viejo edificio que era parte del ferrocarril, estaba en desuso». Junto al intendente Ricardo Álvarez, planearon este ugar que no solo garantizara la seguridad alimentaria, sino que también promoviera un vínculo con la tierra. «La alimentación tiene componentes no solo de nutrición, sino culturales, de saberes».
Dentro del CEDA, varias áreas trabajan en esta misión. «Sabores y aromas rescata la memoria de la comida de nuestras abuelas». Esta iniciativa es un recordatorio de la importancia cultural de la alimentación en la comunidad.
Otra área clave es el semillero, donde se fomenta «volver a relacionarse con la tierra y producir alimentos seguros», «producir el alimento no solo es bueno nutricionalmente, sino que también es un acto de conexión con la naturaleza».
El CEDA también ofrece cursos de capacitación en la elaboración de alimentos y un componente epidemiológico que se centra en la georreferenciación de datos. Sin embargo, «el corazón del centro es la educación», «la educación debe ser un intercambio de saberes».
Sobre el Pasado y el Futuro:
Mirando hacia atrás, Monteverde reflexiona: «Hablar de alimentación saludable hace 27 años parecía loco». Ahora, el desafío es «repensar estos espacios como una construcción social», abogando por una colaboración regional para producir alimentos de cercanía.
El alarmante aumento de la obesidad en Argentina es otro tema crucial. «El sobrepeso y la obesidad son la principal pandemia que tenemos», señala. En este contexto, la educación es vital: «Tenemos que cambiar la forma en que alimentamos a nuestros niños y entender que hay alimentos que construyen salud y otros que generan enfermedad».
Monteverde aboga por un debate social sobre el consumo de alimentos ultraprocesados: «No hay que demonizar los alimentos, sino discutir cómo y cuándo comerlos». Asegura que «la sociedad debe entender que consumir ciertos productos afecta directamente nuestra salud».
A pesar de los retos, Monteverde celebra los avances logrados en el CEDA. «Es una alegría ver cómo hemos evolucionado», concluye, reafirmando su compromiso con la educación y la promoción de una alimentación saludable en la comunidad
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