La Galvina.
Por Ernesto Monti
Voy a contar una historia que comienza a mis 9 años. Corría el año 1950 cuando nacía, en Gálvez, una fábrica de quesos construida desde cero por mi padre, Don Amadeo Monti, se llamó “La Galvina”.
Estaba ubicada en calle San Martin esquina Nazareno Rossi. Construyó la fábrica, sus galpones, sótanos, depósitos incluyendo la vivienda donde viviría nuestra familia.
En ese tiempo había buena cantidad de leche ya que había en la zona muchos tambos instalados y con ella se fabricaba un queso que llamaban “cuartirolo”, algo más cremoso que un patagrás. El maestro quesero fue don Dinisio Rinaudo y algunos de sus empleados, Busnelli, Rodríguez, Ferrero, Ramírez y otros cuyos nombres ya no recuerdo.
Cuando tuve 11 años yo era quien se encargaba, los sábados por la mañana, de la venta de ese producto que realmente era de muy buena calidad.
A fines de 1955 mi padre vende la fábrica a una empresa de Buenos Aires, empresa en la que, por esas cosas del destino, ingresé a trabajar como camionero a los 21 años y permanecí en ella durante 30 años.
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